Seguro que todos conocéis a Joaquín Sabina, insigne cantautor icono de la música española. Lo que quizá no todo el mundo sepa es que Sabina es también un expléndido poeta.

Si os he de ser sincero, personalmente me gusta más el Sabina poeta que el Sabina cantautor. Y hago la diferencia porque Sabina sabe bien que no es lo mismo un mundo que otro, que un poema no es una canción sin música, que los versos están para ser recitados y las letras para ser cantandas y se mueve magnificamente en ambos mundos, respetando las reglas propias de cada género.

El poema que aquí os traigo se llama «En horas de oficina» y está publicado en su libro de sonetos titulado «Ciento volando (de catorce)», de lectura ampliamente recomendable. No es en absoluto el mejor poema de este libro, pero sí es quizá uno de en los que más facilmente se reconoce ese mundo suyo tan particular que Sabina nos ha transmitido en sus canciones.

La sexi star de anónima vagina
folla con la rutina de las putas,
come pollas en horas de oficina,
gana más en propinas que en minutas.

Se engaña usted si empaña lo que digo,
patrona de las pajas del poeta,
en nombre del deseo te bendigo,
menos tuvo Romeo con Julieta.

¿Qué sería de mí sin ese culo
que profana la ley del disimulo
conyugal cuando el sexo es un adorno?

Convicto de ascensores sin salida,
duermo mejor después de una corrida
en los hoteles con canales porno.